Francisco Ruiz

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¡Protervos Lunes!

4 Ene 2024

Cada lunes, en cafés y oficinas, resuenan los suspiros y lamentos: “¡Maldito lunes!”. Este coro es familiar para aquellos que cuentan los días hasta el próximo fin de semana. Pero, ¿alguna vez nos hemos detenido a pensar en el valor real del trabajo en nuestras vidas, especialmente ahora que enfrentamos a una era de cambios tecnológicos?

El trabajo siempre ha sido más que una fuente de ingresos; es el motor que impulsa nuestra sociedad, una plataforma para el crecimiento personal y una fuente de realización. Sin embargo, en este momento de la historia, estamos a tan solo cinco actualizaciones de ChatGPT y a unas pocas innovaciones en robótica de presenciar cómo la inteligencia artificial podría transformar radicalmente nuestro panorama laboral.

De acuerdo con un informe de McKinsey, para el año 2030, hasta un 30% de las tareas laborales actuales podrían ser automatizadas. Esta ola de cambio nos plantea una pregunta crucial: ¿qué sucede con nuestra dignidad y sentido de propósito cuando el trabajo, tal como lo conocemos, cambia drásticamente?

En términos económicos, el desafío de un mundo automatizado parece manejable. Conceptos como la renta universal, en la que los gobiernos garantizan un ingreso básico, podrían ofrecer una solución viable. Sin embargo, ¿es suficiente el dinero para reemplazar la sensación de logro y propósito que proporciona el trabajo?

Vivimos en una época en la que la inteligencia artificial y la robótica ya están reemplazando tareas humanas, pero la verdadera preocupación no es cómo sobreviviremos económicamente. El reto es más profundo y personal: es la posibilidad de perder nuestra identidad y el sentido de realización que obtenemos a través del trabajo.

Entonces, ¿cómo vamos a enfrentar estos cambios? ¿Seguiremos rechazando el trabajo hasta el punto de evitar desarrollar otras habilidades que nos permitan ocuparnos y obtener la satisfacción, crecimiento, disciplina y responsabilidad que solo el trabajo nos brinda? ¿O entenderemos que, gracias al trabajo y solo por medio del trabajo, podemos desarrollarnos como seres humanos dignos capaces de enfrentar desafíos que nos permiten innovar y adaptarnos?

El primer paso será, entonces, empezar a ver los lunes no como el final del descanso, sino como el comienzo de nosotros como personas, y reconocer a las empresas y empresarios como los pilares fundamentales que son.

Francisco Javier Ruiz López, Empresario de Aguascalientes

Colaborador en
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