Que quede claro, lo que está pasando en México es culpa de TODOS. Si, son problemas serios, pero no llegamos aquí por casualidad, somos el resultado de lo que hemos hecho y hemos dejado de hacer, y si, la tentación de echarle la culpa a alguien más es inevitable, incluso hay quien puede capitalizarlo, pues siempre es más fácil es echar la culpa a los políticos, a los narcos, a los empresarios, a los de izquierda o a los ricos. Pero, vamos a ser honestos, todos tenemos un pedacito de culpa. ¡Sí, todos! Desde el político más corrupto hasta el estudiante más aplicado, todos somos responsables, en mayor o menor medida, pero culpables.
Hablemos de la piñata favorita de toda fiesta, los políticos, que si bien es cierto que hemos tenido políticos corruptos en todos los partidos, desde el PRI y el PAN hasta el PRD y MORENA, no olvidemos que fuimos nosotros quienes los elegimos. Nos dejamos seducir por sus discursos, por sus promesas vacías. Y, una vez en el cargo, ¿cuántos realmente les exigimos que cumplan? La democracia no es un chiste, pero a veces actuamos como si lo fuera. La política es importante y debemos de todos practicarla.
La educación, esa a la que le echamos la culpa de casi todo, tenemos que aceptar que padres, maestros, estudiantes, todos debemos tomarla en nuestras manos y hacer un esfuerzo para formar una sociedad más ética, más responsable. ¿Cómo podemos esperar un mejor país si no inculcamos estos valores desde el principio? Es urgente priorizar la capacitación continua para maestros y promover programas que inculquen el pensamiento crítico desde edades tempranas. Si queremos un mejor país, debemos sembrar valores y conocimientos sólidos desde edades tempranas.
¡Entendido! Modificaré ese segmento para abordar cómo la salud, y su estado en el país, también es una responsabilidad compartida.
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**Salud**: Decir que la salud es un derecho no es un mero cliché, es una verdad fundamental. Pero este derecho se ve comprometido cuando todos no hacemos nuestra parte. Por un lado, tenemos la falta de inversión y planificación en infraestructura médica, y por el otro, no podemos negar que muchos de nosotros a menudo optamos por estilos de vida poco saludables, presionando aún más un sistema ya sobrecargado. Los hospitales saturados no solo reflejan falta de camas o medicamentos, también evidencian decisiones individuales y colectivas que comprometen nuestra salud: desde el consumo excesivo de comida chatarra hasta la resistencia a vacunarse. Si bien es crucial exigir una mejor atención médica y más centros de salud, también es esencial que cada uno de nosotros tome decisiones más informadas y saludables en nuestra vida diaria. La salud no es solo un asunto de hospitales y doctores; es un reflejo de nuestras elecciones diarias y de las prioridades que establecemos como sociedad. Un país sano no es solo aquel con hospitales de alta tecnología, sino aquel donde sus ciudadanos toman decisiones saludables y conscientes por su bienestar y el de su comunidad.
Hablemos de apatía. A veces parece que nos da igual lo que pasa en nuestro país. Los que no votan, los que no participan, ¿no están también haciendo una elección con su inacción? Dejamos que otros decidan por nosotros y luego nos quejamos de las consecuencias.
Y la familia, pilar de nuestra sociedad. En nuestras casas se forjan los valores y las expectativas. ¿Qué estamos enseñando a nuestros hijos?
No es momento de culpas, es momento de responsabilidad. Todos hemos contribuido, de alguna forma, al estado de nuestro país. Pero también podemos ser parte de la solución. No se trata de una revolución armada, sino de una revolución de conciencia. De entender que cada uno de nosotros tiene un papel en la construcción de un México mejor.
Entonces, te reto. Te reto a que mires hacia adentro, a que reconozcas tus fallas, pero sobre todo a que actúes. Ya no es suficiente con indignarse, es hora de hacer algo. No esperes que otro lo haga por ti. ¡Hagámoslo juntos! Porque si todos somos parte del problema, todos somos también parte de la solución. Así que, ¿qué papel vas a jugar en la construcción de un México mejor? Si la solución somos todos, el problema también lo es. Y la tarea de transformar nuestro país nos toca a todos. ¿Estás listo?
**Educación**: La raíz de muchas problemáticas reside en la educación. Es imperativo priorizar la capacitación continua para maestros y promover programas que inculquen el pensamiento crítico desde edades tempranas. Si queremos un mejor país, debemos sembrar valores y conocimientos sólidos desde el inicio.
**Salud**: La salud es un derecho, no un privilegio. Debemos trabajar en ampliar la infraestructura médica, especialmente en zonas marginadas, y concientizar a la población sobre la importancia de estilos de vida saludables. Un país sano es un país fuerte.
**Economía**: México tiene un potencial económico inmenso, pero es esencial apoyar a las pequeñas y medianas empresas, promover la transparencia en licitaciones y garantizar políticas que atraigan inversión sin sacrificar nuestros recursos.
**Seguridad**: Más que cuerpos policiales armados, necesitamos una policía capacitada en derechos humanos y cercana a la comunidad. La seguridad no solo se trata de reprimir, sino de prevenir, educar y reintegrar.
**Estado de Derecho**: La base de un país democrático. Debemos garantizar una justicia independiente, combatir la corrupción desde la raíz y dar voz a los ciudadanos en decisiones que afecten la vida pública.
Es un hecho: necesitamos acciones contundentes y compromisos reales para transformar México. Pero no basta con pedir cambios. Todos, desde el ciudadano común hasta el funcionario público, debemos ser actores en este proceso. Y tú, ¿estás listo para asumir tu papel y trabajar por un México mejor? ¡Manos a la obra!