En la difícil travesía que ha sido la política mexicana en los últimos cinco años, no es extraño que estemos agotados. Las promesas presidenciales de erradicar la corrupción y construir un México más equitativo, más seguro y justo parecen desvanecerse frente a la realidad, dejándonos ansiosos por justicia, equidad y prosperidad.
Entonces, en este panorama, Xóchitl Gálvez aparece como un faro de esperanza. Como un espejismo al final del desierto, y aunque evidentemente no tiene todas las respuestas que requerimos, al menos su voz ha roto el silencio, llevando un verdadero rayo de esperanza a estos tiempos difíciles. Su mensaje resuena entre aquellos de nosotros que hemos decidido que ya no podemos seguir con MORENA.
Sin embargo, en este camino hacia un futuro más prometedor, nos encontramos divididos. Algunos, ansiosos por un cambio, se ven tentados por lo que Gálvez ofrece y no quieren escuchar más; para ellos es la última Coca Cola del desierto y seríamos unos estúpidos si no la aprovechamos. Otros, más cautelosos, nos preguntamos qué otras opciones existen. En medio de esta disyuntiva, surge un posible cambio de dirección: Movimiento Ciudadano.
¿Pero es Movimiento Ciudadano una verdadera opción o es el niño que quiere sentarse en la mesa de los grandes? Para mí, la respuesta que da Dante Delgado me parece suficientemente válida: Con el PRI, ni a la esquina. Porque sí, porque tiene razón. ¿Por qué deberíamos creer que quienes crearon las condiciones para que un líder populista como Andrés Manuel fuera presidente, van a ser quienes ahora nos saquen del apuro? ¿Cómo pueden estos partidos, cuyas políticas y acciones pasadas han alimentado las divisiones sociales y la corrupción, presentarse como una verdadera alternativa ahora?
Hay quienes podrían incluso sugerir que hay dos MC: uno pragmático y otro ambicioso, uno que quiere sobrevivir a la tormenta y otro que quiere bailar bajo la lluvia. ¡Pero, caray, compadres, no caigamos en estas segmentaciones! Para mí, solo hay un MC: el que no es el PRI, ni el PAN ni el PRD. Punto.
MC no está bailando la cumbia en medio de la tormenta, ni calzando botas de plomo. No, MC está frente a la mayor oportunidad de su historia: el brindar una alternativa real para los ciudadanos que aún tenemos esperanza. Pequeño reto tienen. Claro, podrían darnos otro viejo político regurgitado, bañado y hacernos creer que es la gran opción, o sí, podrían ser el MC que los ha llevado a gobernar dos de los principales estados del país y salir con propuestas nuevas, frescas y que en verdad nos representen. Porque de eso se trata la política: no de supervivencia o victoria, sino de liderar el cambio a pesar de los desafíos.
A nosotros, a quienes no estamos en los partidos, pero a quienes queremos ser algo más que solo espectadores, nos toca exigir, y unir nuestras voces. Aquí hay tres propuestas de exigencia que nos pueden venir bien a todos, sin importar ni filias ni fobias:
1) Que el presidente y su equipo recuerden que aún les queda un año para gobernar y que, a pesar de lo decepcionante que han sido los últimos cinco años, todavía tienen la responsabilidad de servir al pueblo mexicano.
2) Que la Alianza Va por México actúe como una verdadera oposición, presentando propuestas reales y no solo estrategias para ganar elecciones. Necesitamos saber cómo van a evitar que un líder populista como AMLO regrese al poder.
3) Que MC demuestre que está pensando en México, presentando un candidato que realmente represente a los ciudadanos, o uniéndose a una alianza que lo haga. Pedimos que muestren que saben hacer política, y que los intereses de México están por encima de cualquier aspiración personal o de partido.
Porque, a fin de cuentas, la política no es un juego de supervivencia o victoria, ni un concurso de caudillos o una danza de alianzas. Es el compromiso con el futuro, la voluntad de luchar por un México mejor. Así que mantengamos nuestros ojos en el objetivo y no nos dejemos seducir por falsas promesas. Nuestra fortaleza como ciudadanos y nuestra capacidad para exigir un futuro mejor nos deberá guiar hacia un México más justo y próspero.