En un mundo en constante evolución, donde la tecnología y la automatización desempeñan un papel cada vez más importante, el futuro laboral plantea desafíos que requieren enfoques innovadores y reflexiones profundas. La propuesta de reducir las jornadas laborales en México de 48 a 40 horas a la semana, impulsada por algunos legisladores, necesita ser revisada a la luz de las implicaciones económicas y sociales de tal medida.
Una Economía de Mercado con Desarrollo Inclusivo busca equilibrar los beneficios del libre mercado con políticas y estrategias que aseguren un reparto más equitativo de la riqueza y las oportunidades. En lugar de enfocarse únicamente en la reducción de las jornadas laborales, es fundamental que los legisladores adopten un enfoque más amplio y sostenible que tenga en cuenta el futuro laboral y las transformaciones que se avecinan debido al avance tecnológico.
La propuesta actual, así como mandaron las iniciativas, sin estudios, sin consultas a expertos, podría ser desastroso para los verdaderos trabajadores y generadores de riqueza del país. Todas las empresas, pero en especial las micro y pequeñas serán las más afectadas por mayores costos laborales y una disminución en la productividad. A su vez, esto podría llevar a la pérdida de empleos y un aumento en la informalidad, afectando a millones de trabajadores y sus familias.
A #OpiniónCoparmex antes de impulsar nuevas reformas en materia laboral, es necesario consolidar las ya aprobadas y permitir que las empresas y trabajadores se adapten progresivamente a ellas. Los legisladores no pueden privilegiar sus intereses electorales y deben privilegiar una discusión que permita evaluar el efecto económico de sus propuestas y entender que atrás de ellas hay más de 5 millones de empresarios y más de 60 millones de colaboradores.
El verdadero desafío para los legisladores, expertos en economía y ciudadanía en general es encontrar soluciones que promuevan el bienestar y la prosperidad de todos los ciudadanos. Esto implica invertir en educación, capacitación, protección social, acceso a servicios básicos, emprendimiento, innovación y políticas fiscales progresivas. De acuerdo con la OECD México es uno de los países que más invierte en educación pero también uno de los que menos competencias para el trabajo desarrolla ¿Por qué han decidido los legisladores enfocar sus esfuerzos en algo aparentemente atractivo en términos electorales y no en generar verdaderas condiciones de desarrollo laboral?
En lugar de seguir reformando en aparentes beneficios para los trabajadores, la creación de empleo y el fomento de la inversión en un entorno de libre mercado con un enfoque inclusivo deben ser verdaderas prioridades para los legisladores. El papel de los representantes democráticos es equilibrar las demandas y deseos de sus electores con su juicio y conocimiento experto, tomando decisiones que sean favorables a largo plazo.
En este contexto, es fundamental que los legisladores no se dejen llevar por decisiones populistas que pueden resultar perjudiciales para el país en su conjunto. La labor legislativa debe centrarse en generar condiciones para que los trabajadores adquieran más y mejores competencias laborales y trabajen en empresas más innovadoras y competitivas. La reducción de las jornadas laborales no es necesariamente la solución más adecuada para lograr este objetivo.