“Que posición tan cómoda desde la que tu críticas” me dijeron hace unos días.
En un conocido programa de radio en Aguascalientes, charlábamos sobre la situación que viven los partidos políticos durante su renovación de dirigencias.
Inesperadamente, durante la transmisión del programa y posterior a esta, la indignación por quienes conforman los partidos políticos me fue anunciada. Algunos interesados en entender mejor el razonamiento -porque hay que decirlo, si hay políticos de vocación y carrera- Pero otros, muchos más, señalando de equivocadas mis percepciones.
Y es que, cuando hablamos de partidos políticos y en los nombres que salen alrededor de ellos, son siempre los mismos que hemos escuchado durante años, y cual fiesta con el juego de las sillas se reparten las posiciones que les permitan ocupar cargos de “servicio” público.
Y miren, no tendría nada de malo tener políticos bien formados dentro de los partidos que deberían de estar ahí dando voz a los ciudadanos. Pero el problema no es que estén muchos años y siempre los mismos. El problema es que no proponen nada nuevo y que nos ven a nosotros, al RESTO de ciudadanos como el botín a repartirse.
Y si, en algunos de estos mensajes tuvieron la osadía de acusar de cómoda mi posición para criticar. Que pobrecitos ellos, que son las víctimas, que, para nosotros, los ciudadanos es muy cómodo amonestar. Infieren que son ellos los que están al frente de las trincheras dando todos los días la batalla y que somos nosotros (el resto de los ciudadanos) quienes solo reprochamos, sin entender que ellos son los pobres inmolados
Cómoda posición la nuestra, aja, nosotros, el resto de los ciudadanos mexicanos, estos que no tenemos fuero y que estamos a expensas de los eternos procesos jurídicos. Afortunados nosotros, dicen ellos. Nosotros que en mayoría ni seguridad social tenemos, mucho menos aguinaldos de 3 meses de salario o sueldos garantizados cada quincena.
Señoras y señores que buscan un cargo de elección popular o que por el sufragio ya se les encomendó servir: si ven pocos ciudadanos recordándoles que ustedes fueron contratados como empleados de todos, y somos pocos los que los supervisamos, si no estamos todos en los periódicos dedicándoles una columna o en el radio tratando de construir agenda en conjunto; es porque la mayoría de los mexicanos no se puede dar este lujo.
La mayoría de los mexicanos luchan todos los días por salir adelante. No únicamente garantizando alimento para sus familias, sino tratando de hacer lo extraordinario para que las nuevas generaciones puedan vivir mejor uno. La mayoría de los mexicanos no viaja con chofer ni tiene asistentes, la mayoría no recibe vales de despensa como parte de su salario, mucho menos vuelos de avión o vacaciones pagadas.
Están desconectados de la realidad señores, señoras.
Ni a mí ni a nadie, nos gusta tener que estarles recordando cual es su trabajo o que expectativa tenemos de él.
Y no, los afortunados y en la posición cómoda, son ustedes. Pero no se les vaya a olvidar que hasta el pueblo más noble se cansa, y si algunos estamos tratando de cambiar las cosas, no es para ser como ustedes, es porque ustedes no nos están escuchando.