“Arrieros somos y en el camino andamos” es uno de mis dichos favoritos. Me acompaña en diversas decisiones personales o de negocios que debo tomar día tras día. A menudo me pregunto si todos interpretamos de la misma manera esta metáfora. Para mí, es una reflexión profunda sobre el viaje de la vida.
El dicho hace alusión a los arrieros, aquellas personas que antiguamente se encargaban de transportar mercancías. El camino que recorrían estaba repleto de obstáculos, incertidumbres y desafíos. Sin embargo, a pesar de ello, los arrieros persistían, adaptándose a las circunstancias y enfrentando cada adversidad con resiliencia y, sobre todo, con ayuda.
El camino que recorremos todos los días es similar al de aquellos arrieros. Aunque en ocasiones nos sintamos abrumados por los desafíos diarios, en realidad, es un trayecto mucho más extenso de lo que alcanzamos a ver. A algunos nos toca liderar, a otros seguir; algunos avanzan en solitario, mientras que otros lo hacen acompañados. Algunos van al frente y otros detrás. Para unos es su primera expedición; otros son arrieros experimentados. Pero todos, sin excepción, deben enfrentar retos en este recorrido. Desafíos que a veces son superados con éxito y otras no. Esa, nos guste o no, es la esencia de la vida.
La relevancia del dicho radica en reconocer que todos estamos en una travesía. Aunque cada uno tiene su propio camino, repleto de duelos, solo llegaremos al final de nuestro viaje con la ayuda de otros arrieros. Es crucial entender que este camino es cíclico; inevitablemente, nos encontraremos con otros, ya sea en momentos de dificultad o de alegría. Tal reconocimiento nos debe motivar a ofrecer ayuda cuando esté en nuestras manos y a recibirla cuando la necesitemos. Porque, al final del día, el cruce de nuestros caminos no es mera coincidencia; es un recordatorio de que, en este viaje, la cooperación y el apoyo mutuo no son solo valiosos, sino esenciales. Por ello, al cruzarte con otro arriero, ya sea conocido o no, ten presente que la ayuda que ofrezcas hoy puede ser el puente que necesites mañana. Nuestra cruz es ser arrieros y, nos agrade o no, todos estamos en este camino. Y, tarde o temprano, en algún recodo o encrucijada, nuestros caminos se podrían entrelazar de nuevo. Es preferible que, cuando eso ocurra, nos reconozcamos como aliados y no como desconocidos.
Independientemente de si se trata de relaciones personales, profesionales, económicas o familiares, es deber de buenos arrieros recordar que todos estamos en este viaje juntos. Reconocer que “arrieros somos” es identificar la humanidad en el otro, comprender que todos enfrentamos batallas y desafíos, y que el respeto y el entendimiento son cruciales para construir en vez de erigir barreras.
Entonces, “arrieros somos y en el camino andamos” es más que un simple dicho. Es una filosofía de vida, un llamado a la resiliencia, al entendimiento y a la unión en este trayecto compartido. Ya seas emprendedor, empresario o simplemente un ser humano, es una enseñanza que no debemos pasar por alto.